NAVIDADES
DE UN BUEN RECUERDO EN CANDELEDA
(Teodora Infante Hernández)
Cuando llegaba el mes de noviembre no había gato que pudiera salir a la
calle, pues era el tiempo justo para matar al gato, sacarle la piel y tratarla
para hacer la zambomba que les serviría a los mozos para divertirse en la
Nochebuena.
En
la primavera las familias escogían el mejor pollito que la gallina había sacado
de su camada, cuidándole con mimo para tener la cena de Nochebuena, si las
vísperas no te le quitaban, o venía una zorra y se le comía.
El cabeza
de familia preparaba un buen leñero, para que esa noche nadie tuviera frío, y
con la casa caliente estuviera toda la familia a gusto (las familias se
juntaban en la casa que tuviera más anchuras).
Se
sentaban a la mesa, que bendecía la jefa de la casa, y unos a otros se deseaban
que pudieran juntarse el año siguiente.
Mientras cenaban, los mozos dejaban al calor de la lumbre la zambomba,
que luego tocarían para que así sonara mejor. Otros tocaban el caldero, la sartén,
el almirez, las tapaderas y la botella. Al son de estos instrumentos entonaban
canciones navideñas, y así pasaban las horas hasta que llegaba otra familia a
echar la ronda; y todos juntos daban una vuelta al pueblo, entrando en las
tabernas para tomar un vaso de vino, y echarle la ronda a la tabernera.
Las
tabernas del pueblo en aquella época eran: La Justa, Baldomero, Los Naranjos,
El Cojo, La Cueva, La Carmen, El Tropezón, La Bodeguilla, El Tío Perroguto, La
Perla, Rebollo, Curita, Pelayo, Café Central, Cazurrilla, La Pellica, Pitocho,
El Casino, Mari-Nieves, Radillo, Sol y Sombra, Piloto, Macario, etc.
Así
terminaba la Nochebuena y aunque se habían acostado tarde, todos se levantaban
para asistir a misa de Navidad, en la que el párroco hacía una homilía
especial, que luego la gente compartía en las tertulias.
La
Nochevieja y el Año Nuevo eran similares a la Nochebuena y Navidad. De esta
forma pasábamos los días esperando a los Reyes Magos, que pocas veces llegaban
a tiempo porque venían de muy lejos, y los caballos se habían cansado antes de
llegar a Candeleda.
Los
dulces típicos navideños eran el turrón duro, el mazapán y algunas perrunillas.
Se sacaban los higos pasos que se habían guardado en verano para acompañarlos
con una copita de aguardiente casero, junto con los mantecados que las madres
hacían con la manteca sacada del cerdo en la matanza.
Estas eran las fiestas pascuales de Navidad de los años 1950 y 1960. Y
aunque eran escasas de muchas cosas, teníamos lo principal: conformidad.
Nota: Bonito recuerdo de las Navidades candeledanas
del siglo pasado que ya, acabadas las del año 2015, Teodora nos ofrece como precioso
regalo de Reyes del año 2016.
No hay comentarios:
Publicar un comentario